Este proyecto peridístico de dos partes ha sido coproducido por Environmental Health News y la organización periodística sin ánimo de lucro Economic Hardship Reporting Project. .
CAMERON PARISH, La.— En el suroeste de Luisiana, entre catástrofes naturales y el crecimiento industrial, todo el mundo ha perdido algo: barcos, ingresos, familia y casas, cuenta Leo Dyson.
“La casa no es nada,” le dijo a Environmental Health News (EHN) Dyson, un pescador industrial jubilado, sobre la propiedad que él y su mujer perdieron en 2005 a causa de la marejada, estimada en 18 pies, del huracán Rita. Casi todo el mundo perdió su hogar a causa de la tormenta en Cameron Parish, el pueblo a unas tres horas de Nueva Orleans en donde Dyson y su familia extendida han vivido por generaciones. “Es tu familia y el pueblo y los hijos de tus amigos. ¿Cómo le pones un precio a eso?”
La población de la ciudad se ha reducido de 10.000 a 5.000 habitantes en las últimas dos décadas. Este éxodo se ha visto agravado no sólo por los huracanes, sino también por la expansión de la industria de refinado de petróleo y gas y, más recientemente, por la construcción de infraestructuras para producir gas natural licuado (GNL).
El GNL es gas natural enfriado a líquido para facilitar su almacenamiento o transporte, pues ocupa el 0,17% del volumen del gas natural en estado gaseoso. Se usa para generar electricidad o como combustible en estufas y calentadores domésticos y en procesos industriales como la fabricación de fertilizantes. Desde la invasión rusa en Ucrania en enero de 2022, ha habido un aumento histórico en la demanda global de GNL. La Agencia Internacional de la Energía, o IEA, estima que la capacidad global de producción y exportación de GNL crecerá un 25% entre 2022 y 2026, con Estados Unidos a la cabeza.
En ese país, por lo menos 30 nuevas terminales de GNL han sido construidas o propuestas desde 2016, de acuerdo con el proyecto Oil and Gas Watch. Aproximadamente dos tercios de las instalaciones estarán situadas cerca de la Costa del Golfo, una zona de gran actividad industrial, donde ya operan cinco plantas de GNL y en donde al menos 22 nuevas instalaciones están en construcción, aprobadas o en proceso de revisión reglamentaria. La expansión de la industria del gas natural licuado es parte de una doble amenaza que, junto con los efectos del cambio climático a escala regional, está acabando con la histórica industria pesquera comercial de la región, afirman los pescadores.
La expansión es un intento por crear “trabajos bien pagos” en las comunidades de bajos ingresos del suroeste de Luisiana, como describió el congresista de Cameron Parish Clay Higgins –cuya oficina no contestó la solicitud de entrevista de EHN– en una carta en la que apoyaba la aprobación del gasoducto de Venture Global LNG desde el condado texano de Jasper hasta las instalaciones en Cameron Parish. Las agencias de Luisiana estiman que la industria de GNL ha añadido cerca de 18.000 puestos de trabajo a la economía estatal, con un impacto de más de 4 mil millones de dólares.
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Sin embargo, el despliegue del GNL en la región también suscita temores de daños medioambientales, debido a su rol en la desintegración de humedales y riesgos a la salud. Un estudio publicado en mayo de 2023 en la revista científica Environmental Research: Health encontró que en 2016, los contaminantes que las terminales de GNL emiten durante la producción contribuyeron a un exceso de 7.500 muertes, 410.000 ataques de asma y 2.200 nuevos casos de asma en niños a nivel nacional. Luisiana fue uno de los cinco estados con los impactos más altos. Compuestos volátiles como el óxido de nitrógeno, el dióxido de azufre, el monóxido de carbono y el material particulado son los principales responsables, según el Proyecto de Integridad Medioambiental (Environmental Integrity Project).
Hubo una época en la que las poblaciones de peces cerca de los muelles de Cameron Parish eran tan abundantes que los pescadores comerciales terminaban la faena y cobraban sus cheques antes del mediodía, Dyson recuerda. Poco a poco, sin embargo, su estilo de vida se fue haciendo más difícil, a medida que los muelles de la comunidad eran arrasados cada temporada de huracanes. Mientras los precios del marisco caían en picada, el precio del combustible aumentaba. Con el tiempo, vecinos, amigos y familiares abandonaron la ciudad. Ahora, con la llegada del GNL, son más los que afirman que seguirán ese camino.
Parado al costado de una de las calles prácticamente vacías de Cameron Parish en una tarde de verano, Dyson recuenta las tormentas poderosas que, junto a la expansión del gas natural licuado, han borrado a las familias de la comunidad. Dyson jamás se habría unido al éxodo si no hubiera perdido su hogar, así como su bote de pesca, que quedó destrozado durante la tormenta Rita. Hoy, una parte de él se rehúsa a partir. “Se le ha arrebatado demasiado a la gente”, dice.
La carrera por el gas natural licuado
El camino que llevó a la industria del GNL y la industria petrolera al sureste de Luisiana comenzó en los ochentas, con el surgimiento de la tecnología de fracturación hidráulica. A través del “fracking”, la industria petrolera y del gas estadounidense pasó de ser importadora a exportadora. Para 2006, Estados Unidos importaba más de la mitad de su petróleo cada año. En una década, en el pico del boom del fracking, las importaciones anuales del fósil se redujeron a un cuarto de la demanda, mientras el país se convertía en el más grande productor de gas natural fósil, reportó la EIA. Para 2016, por primera vez desde 1957, Estados Unidos vendió más gas natural fósil a otros países del que compró. Hoy, el país es el mayor exportador de este combustible, señaló la EIA.
Presiones globales recientes han acelerado la expansión del GNL a nivel nacional. Con la invasión rusa en Ucrania a principios de 2022, el Kremlin salió del mercado global de la energía. Estados Unidos llenó el vacío en el mercado del continente europeo rápidamente, en donde Rusia suplía aproximadamente la mitad de las necesidades energéticas, de acuerdo con la Agencia Internacional de la Energía. Esto significó un incremento del 141% en las exportaciones de GNL a Europa en 2022 comparado con 2021.
Los economistas de la energía describen las necesidades de Europa, así como los mercados emergentes en Asia, como los motores de las inversiones en Estados Unidos. Los pronósticos muestran que el gas natural fósil va a “probablemente continuar teniendo una participación muy significativa en la matriz energética, inclusive en un ambiente con emisiones de carbono restringidas,” dijo a EHN David Dismukes, un consultor en energía y exdirector ejecutivo del Centro de Estudios de la Energía de la Universidad Estatal de Luisiana. Casi la mitad del GNL producido en Estados Unidos será para exportaciones, dijo Dismukes.
Mientras su barco pesquero pasa junto a un gran carguero con las letras “LNG” escritas en un costado, Phillip Dyson, de 41 años y sobrino de Leo Dyson, se apoya en la cabina del barco. Mueve la cabeza con decepción mientras observa el carguero que tiene al lado. Él y otros pescadores locales afirman que el volumen de sus capturas ha descendido hasta un 90% esta última temporada de pesca de camarones. En un momento dado, los pescadores comerciales estiman que llevaban a casa unas 700.000 libras anuales.
Cuando sus amigos le preguntan al joven Dyson por qué no se rinde, él se limita a decir: “Este es mi hogar”.
“A veces pienso: ‘¿para qué estoy luchando?’ Te acabas quemando”, dijo Dyson.
“Pero no he tenido otro trabajo ni un solo día de mi vida”, continuó Dyson. “Esto es todo lo que he hecho”.
Mientras Estados Unidos aumenta las exportaciones de GNL, el Comisionado Federal Regulador de la Energía, o FERC, aprobó los primeros proyectos de GNL de gran escala de los últimos dos años. Se espera que dos nuevas terminales en Plaquemines Parish, en Luisiana, y en Golden Pass, Texas, entren en funcionamiento en 2024, y una tercera terminal de exportación, Commonwealth LNG, prevé iniciar la producción en 2026 cerca de Cameron Parish. Otras tres instalaciones – Lake Charles LNG, Driftwood LNG y Magnolia LNG – han sido aprobadas y comenzarán a construirse en la zona, mientras que sólo una está en fase de estudio. El Departamento de Energía aún no ha rechazado ninguna propuesta de exportación de GNL, según los abogados del Programa de Clima y Energía del Consejo Nacional para la Defensa de los Recursos, o National Resources Defense Council (NRDC). Al pedir un “enfoque actualizado”, los abogados del NRDC citaron cómo la agencia federal denegó en julio una solicitud para establecer directrices exhaustivas sobre la exportación de GNL o para actualizar sus directrices actuales, que se establecieron en 1984.
En una cumbre sobre GNL y gas natural fósil celebrada el año pasado, Jason French, consultor de la industria del GNL y director ejecutivo del Centro para la Excelencia en GNL de la Universidad Estatal de McNeese, citó cómo cada instalación de GNL construida en el suroeste de Luisiana ha creado entre 6.000 y 10.000 empleos temporales y entre 300 y 500 empleos permanentes, entre otras oportunidades. (Los portavoces del Centro para la Excelencia en GNL de la Universidad Estatal de McNeese no respondieron a la solicitud de EHN de comentarios adicionales).
La renta media anual en Cameron Parish, donde se proponen la mayoría de las nuevas instalaciones, es de unos 32.000 dólares -un 15% menos que la media nacional-, según datos recientes del censo estadounidense.
“Yo diría que esta es probablemente la última generación de camaroneros”, afirma Leo Dyson sobre la generación de pescadores comerciales de su sobrino. Con el tiempo, teme, “tendrán que dedicarse a otra cosa”.
Riesgos medioambientales del Gas Natural Licuado
El Proyecto de Integridad Medioambiental descubrió que las terminales de exportación de GNL emiten sustancias químicas como monóxido de carbono -potencialmente mortal- y dióxido de azufre, que la Clínica Mayo describe como potencialmente mortal; y dióxido de azufre, una sustancia que según la Asociación Americana del Pulmón puede provocar cardiopatías, cáncer y daños en los órganos reproductores internos o femeninos en quienes se ven expuestos a largo plazo.
Es probable que la infraestructura de GNL contribuya a la crisis de la línea costera de Luisiana. Un estudio de marzo de 2023 relacionaba la crisis con la incesante manipulación del cauce del río Misisipi, que restringe el aporte de sedimentos gracias a la construcción de diques artificiales. El dragado de canales por parte de las compañías petroleras y de gas para la navegación y el transporte, así como la construcción de nuevas estructuras e infraestructuras para controlar las inundaciones, han contribuido a la crisis, señalaban los autores. Al igual que otros proyectos de infraestructuras anteriores, las terminales de exportación de GNL suelen requerir el dragado de canales para transportar el producto.
Las terminales de combustibles fósiles también contribuyen a la crisis climática. En gran medida, el GNL se compone de metano, un gas de efecto invernadero 80 veces más potente que el dióxido de carbono en la atmósfera. Entre las 22 propuestas de instalaciones de GNL, dice un informe del grupo Sierra Club, la contaminación climática podría ser prácticamente la misma que la de unas 440 centrales de carbón.
Las consecuencias del cambio climático ya se dejan sentir en toda la región del suroeste de Luisiana. En 2005 se produjo el huracán Rita; y más tarde, los huracanes Ike e Isaac dejarían sus propias cicatrices. Recientemente, los huracanes Laura y Delta azotaron la zona casi consecutivamente en 2020. El huracán Laura pasó a la historia como la tormenta más poderosa que ha azotado Luisiana desde 1856; cuando 18 pies de marea rugieron hacia las propiedades a través de Cameron Parish y áreas cercanas. Tuvo un costo de 19.000 millones de dólares en daños; 47 muertos y el mayor éxodo de población del país ese año, según datos del servicio postal local de Estados Unidos.
La expansión de la infraestructura de GNL no ha hecho sino aumentar los dolores de cabeza de la población local. La familia Dardar, que se trasladó a Cameron Parish para seguir dedicándose a la pesca comercial, teme por su salud mientras espera que la empresa Venture Global compre su propiedad debido al plan de expansión de Calcasieu Pass. Sus hijos se quejan de dolores de cabeza.
A las instalaciones “les gusta quemar por la noche, sobre todo cuando está nublado”, liberando contaminantes, describió a EHN Nicole Dardar, una pescadora comercial, sobre el uso que hacen las empresas de los dispositivos de chimenea que liberan en la atmósfera compuestos volátiles, como el dióxido de azufre. “Se ve claramente”.
Un informe de enero de 2023 del grupo de defensa de los derechos humanos Louisiana Bucket Brigade citaba las instalaciones de Venture Global en Calcasieu Pass como una de las dos instalaciones de la región con “problemas operativos”. En concreto, los investigadores de la Bucket Brigade demostraron que las empresas no informaban del exceso de emisiones de carbono, como exigen sus permisos estatales.
“Hay numerosas infracciones”, dijo a EHN Shreyas Vasudevan, investigador de la Louisiana Bucket Brigade, incluyendo al menos 70 en la primera mitad de 2022 y 63 en la segunda. En julio, tras las infracciones por exceso de emisiones, la LDEQ ordenó a Venture Global, con sede en Virginia, que cumpliera mejor las normas establecidas por las agencias estatales y federales.
Durante las llamaradas, el hollín negro es “claramente visible desde la punta de la llama, lo que no debería permitirse”, añadió Vasudevan. Pero debido a la tecnología existente, “no existe ningún mecanismo fiable para identificar cuándo se está utilizando la antorcha de forma inadecuada y obligar a tomar medidas por ello”.
En julio, tras las infracciones por exceso de emisiones, la LDEQ ordenó a Venture Global, con sede en Virginia, que cumpliera mejor las normas reglamentarias establecidas por los organismos estatales y federales.
LDEQ no respondió a la solicitud de comentarios de EHN al cierre de esta edición.
“A veces se trata de llamaradas, a veces de emisiones”, declaró a EHN Wilma Supra, científica medioambiental y antigua becaria de la Fundación McArthur por su labor de lucha contra la contaminación en las comunidades. Añadió que cuando una central de GNL incumple su permiso, en lugar de ajustarse a la normativa estatal y federal, las empresas piden que se aumenten sus emisiones permitidas.
Por ejemplo, en marzo de 2023, Venture Global pidió a los reguladores estatales que aumentaran los límites de casi todos los contaminantes atmosféricos que emite la planta. En junio, el Departamento de Calidad Medioambiental emitió una orden de incumplimiento. La orden citaba multas de hasta 32.500 dólares por cada día que la instalación de Venture Global infringiera la ley estatal.
Un reciente análisis de Reuters sobre datos de buques y precios del gas estimaba que entre marzo de 2022 y agosto de 2023, la instalación local de Venture Global LNG vendería más de 18.000 millones de dólares en cargamentos de GNL.
Venture Global LNG no respondió a la solicitud de comentarios de EHN.
“Es todo para exportación”
Aquella misma calurosa tarde de junio, mientras Dyson recorría las calles de Cameron Parish, señaló la cuadra que tenía delante. Allí estuvo una vez la casa de su familia, antes de que Rita les obligara a trasladarse a Lake Arthur, a una hora de distancia. Nunca la reconstruyeron. En su antiguo patio están enterrados seis perros. A unas manzanas de donde descansan sus mascotas, los padres de Dyson están enterrados en un cementerio local, al igual que un hermano, una hermana y su hija. Dyson viaja a menudo a su ciudad natal para visitar sus tumbas.
El impacto de Rita en 2005 fue “el primer gran golpe” local, dijo Dyson.
Pero en 2020, “Laura acabó con todo”, añadió, refiriéndose al impacto de la tormenta en la zona.
La tormenta también acabó con la carrera pesquera de Dyson, después de que Laura destrozara su barco.
Es “un trabajo de jóvenes”, dijo Dyson, que no está dispuesto a reincorporarse al sector a sus 73 años. “Tuve suerte de hacerlo hasta los 70”.
Como la pesca comercial ya no era una opción, Dyson consiguió un trabajo como mecánico de motores diésel ayudando a construir una planta local de gas natural licuado. Esto le permitió a él y a su esposa regresar a Cameron Parish después de Laura, aunque temporalmente. Por aquel entonces, el matrimonio vivía durante la semana laboral en una pequeña caravana que aparcaban en un solar vacío cerca de su antigua casa. Antes de que llegara el lunes por la noche, la pareja conducía más de una hora hasta Cameron Parish, donde se quedaban hasta el viernes por la noche, cuando veían ponerse el sol sobre su ciudad natal de regreso a Lake Arthur.
A veces, Dyson se preguntaba qué significaría la planta para Cameron Parish, así como para el país y su suministro nacional de energía. Lo hacía mientras observaba sutiles cambios en la tierra que le rodeaba. Las ciénagas cederían el paso a la futura central. Mientras trozos de piezas metálicas se alzaban de la tierra de Cameron Parish, Dyson observó cómo los pájaros que solía ver anidando en el suelo habían desaparecido.
Pensó que la expansión industrial serviría a la comunidad en tiempos de crisis.
Pero ha cambiado de opinión desde entonces.
Al principio, “cuando estaba construyendo esto, dije, ‘bueno, el país necesita energía. Bien, de acuerdo. Voy a ayudar a construir esto’”, dijo Dyson, señalando una instalación de GNL en el horizonte. “Todo es exportación”.
La Iniciativa de Justicia Ambiental y Epistémica de la Universidad Wake Forest financió parcialmente este reportaje.