Comer durante una semana una dieta orgánica reduce los niveles del glifosato en la orina de mujeres embarazadas, de acuerdo con un estudio publicado en julio en Environmental Health Perspectives.
En promedio, la reducción fue de entre el 25 y el 30%, y alcanzó hasta un 43% después de que los investigadores excluyeran a las participantes que no siguieron de manera estricta una dieta de productos exclusivamente orgánicos.
El glifosato, el principal ingrediente activo del herbicida RoundUp, es el pesticida más utilizado en la agricultura en Estados Unidos. El 80% de los estadounidenses tienen niveles detectables del químicos en su orina. La exposición al glifosato podría representar un riesgo particularmente grave durante el embarazo, pues investigaciones previas lo han relacionado como nacimientos prematuros y bajo peso al nacer – ambas relacionadas con una mayor mortalidad infantil y una probabilidad más elevada de desarrollar una serie de enfermedades a lo largo de la vida.
“Para la mayoría de quienes viven lejos de tierras agrícolas, consumir una dieta orgánica puede reducir la exposición al glifosato de manera inmediata y significativa”, le dijo a Environmental Health News (EHN) Cynthia Curl, autora principal del estudio y directora del Agricultural Health Lab en la Universidad Estatal de Boise.
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Pero hay un problema. El estudio estaba dividido en dos grupos: mujeres urbanas que viven lejos de las tierras de cultivo y mujeres rurales que viven cerca de ellas, a menudo tan cerca como al otro lado de la calle. Para las participantes rurales, la riega de glifosato en los campos vecinos eliminó cualquier beneficio que pudiera tener una dieta orgánica. “Eso me sorprendió muchísimo”, dijo Curl. “Realmente no hubo diferencia alguna en la exposición en función de la dieta para las mujeres que vivían muy cerca de campos agrícolas”.
En un comentario sobre el nuevo estudio, Alison Connolly, una investigadora de exposición a pesticidas del University College de Dublín, en Irlanda, y Holger Koch, toxicólogo de la Universidad alemana de Ruhr Bochum, señalaron que para las mujeres urbanas, las fuentes de exposición durante la semana orgánica siguen siendo desconocidas. Las participantes pudieron haber comido alimentos no orgánicos o haberse visto expuestas a residuos de glifosato en los alimentos orgánicos u otras fuentes, especularon. Esto, Connolly y Koch escribieron, “sugiere que evitar la exposición es todo un reto, incluso en las condiciones más ideales”.
Dietas orgánicas para las personas embarazadas
Para el estudio, Curl y sus colaboradores analizaron muestras diarias de orina de 40 mujeres embarazadas que viven en partes urbanas y rurales de Idaho. Cada mujer comió una semana de forma convencional y una semana de una dieta orgánica. Este estudio hace parte de un proyecto de investigación más amplio que está siguiendo a sus participantes durante un año, midiendo los niveles de glifosato antes, durante y después de la temporada de aspersión de los campos.
“Había grandes vacíos de información respecto a hasta qué punto una dieta orgánica puede reducir la exposición general de quienes viven en zonas rurales en comparación con quienes viven en zonas urbanas”, dijo a EHN Carly Hyland, co-autora del estudio y epidemióloga ambiental en la Universidad de California, Berkeley. “Los estudios anteriores se centraban casi exclusivamente en los habitantes de las ciudades”, añadió. Además, dijo, este estudio es uno de los pocos que se concentró en la exposición al glifosato en humanos embarazados en lugar de análisis en animales de laboratorio.
Si bien la muestra de participantes del estudio es pequeña, Connolly y Koch anotaron que muy pocos estudios han evaluado los niveles del herbicida varios días seguidos en lugar de una única vez, por lo cual ofrece más información que la media. No obstante, según su comentario, los resultados solo alcanzaron a ser estadísticamente significativos después de que los investigadores excluyeran a aquellos participantes que reportaron haber consumido comidas convencionales durante la semana de alimentación orgánica.
Polémica y riesgos para la salud del glifosato
El glifosato mata a las plantas y a los microorganismos interfiriendo con su síntesis de proteínas. El químico es usado para controlar malezas y para matar y secar cultivos como el trigo, los frijoles y la avena antes de la cosecha.
Durante años, este herbicida ha estado envuelto en polémicas, sobre todo por su posible efecto cancerígeno en los seres humanos. La Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos, o EPA, ha concluido que el glifosato no está relacionado con la aparición de cáncer, mientras que la Organización Mundial de la Salud ha adoptado la postura contraria, clasificando el herbicida como probable carcinógeno. Un análisis de 2019 encontró que la exposición al glifosato eleva el riesgo de contraer linfoma non-Hodgkin’s en un 41%. En 2020, Bayer ofreció 10,9 mil millones de dólares para resolver miles de demandas relacionadas con casos de cáncer derivados del Roundup interpuestas por trabajadores agrícolas, paisajistas y jardineros.
“Para ser un químico que ha sido utilizado durante tanto tiempo y en tan grandes cantidades a nivel mundial, uno esperaría que exista una gran cantidad de información”, escribieron los autores del comentario. “Pero es todo lo contrario”.
Si bien el glifosato entró en el mercado en la década de los setenta, no fue sino hasta la adopción de cultivos modificados genéticamente y resistentes al glifosato a finales de la década de los noventa cuando explotó la popularidad del herbicida, Curl dijo. “Lleva un tiempo ponerse al día”. El químico también tiene una baja toxicidad aguda, lo que fomenta “una sensación de seguridad, quizá injustificada”. En lugar de enfermar o morir justo después de verse expuestos a altos niveles del químico, los animales de laboratorio o los trabajadores agrícolas experimentan problemas de salud, tales como un riesgo más elevado de cáncer, en el largo plazo y de una forma más sútil, dijo Curl.
Otro factor, señaló Curl, es que el glifosato actúa en caminos químicos presentes en las plantas pero no en los humanos y otros animales, lo que conduce, una vez más, a una falsa sensación de seguridad. “El glifosato no es el único ejemplo de que un mecanismo potencial de daño puede no ser el mecanismo de acción en la gestión de plagas”, dijo. La investigadora citó el ejemplo del pesticida clorpirifos, que afecta a humanos e insectos, pero de formas distintas. En cuanto al glifosato, la evidencia experimental apunta a que desencadena estrés oxidativo en los animales, aumentando el riesgo de cáncer, daños en el ADN y daños reproductivos.
Los beneficios de comer orgánico
Afortunadamente para personas gestantes y no gestantes, la presencia del glifosato en el cuerpo es efímera. Después de unas horas o unos cuantos días, la mayor parte del químico es expulsado. El problema, sin embargo, es que la mayoría de las personas están constantemente expuestas al glifosato a través de la comida, el césped y los campos que han sido rociados con Roundup, entre otras vías.
“Si la exposición a pesticidas es algo que le preocupa”, Curl dijo, “creo que tenemos suficiente evidencia que sugiere que comer una dieta orgánica es una manera efectiva de reducir esa exposición”. Sin embargo, dado que la comida orgánica suele ser más costosa y escasa, esto está lejos de ser una solución perfecta, reconoció la investigadora. Lo que se necesita, dijo, son regulaciones que protejan la salud de todos, independientemente de la comida que pueden comprar.
Para Hyland, los beneficios de una dieta orgánica van más allá de proteger la salud del comensal. “Incluso si no puedo decir con total certeza que una dieta orgánica me va a ofrecer un beneficio para mi salud”, dijo Hyland, “sabemos que la agricultura sin pesticidas es definitivamente mejor para los trabajadores agrícolas … ahí es donde realmente trato de priorizar lo orgánico, y trato de animar a otros a que también lo hagan”.
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