La nueva normativa de la EPA obliga a vigilar más de cerca al epicentro petroquímico del país

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HOUSTON – Terri Blackwood, una residente de Baytown que vive al lado del Canal de Navegación de Houston, conoce bien a qué huele la contaminación.


El patio trasero de Blackwood bordea la costa, donde se agrupan varias instalaciones de petróleo y gas y plantas químicas. Lleva un diario en el que ha registrado más de 100 ocasiones en las que ha olido algo “raro”, se ha sentido mal, ha visto llamaradas o ha notado que su casa temblaba. Dependiendo de la gravedad y la duración, ha presentado informes a la Comisión de Calidad Ambiental de Texas, TCEQ por sus siglas en inglés, o ha llamado a Exxon, el mayor complejo petroquímico de la zona.

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“No estoy en contra de la industria”, dijo Blackwood a EHN. “Sé que no se irán. Yo tampoco. Sólo estoy a favor de la seguridad del barrio”.

Pronto, Blackwood y sus vecinos podrían sentir algo de alivio: tres instalaciones del complejo de ExxonMobil en Baytown, cerca a su casa, están sujetas a la normativa actualizada de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, publicada la semana pasada, cuyo objetivo es reducir el riesgo de cáncer y la contaminación atmosférica en 200 instalaciones químicas. La agencia se centra en seis compuestos cancerígenos: etileno, cloropreno, benceno, 1,3- butadieno, cloruro de vinilo y dicloruro de etileno. Casi el 40% de estas instalaciones están en Texas y el 14% en el condado de Harris, donde se encuentra Houston.

“No estoy en contra de la industria. Sé que no se irán. Yo tampoco.” – Terri Blackwood, una residente de Baytown

Estas nuevas regulaciones podrían significar un alivio para las comunidades ubicadas a lo largo de la primera línea, especialmente las comunidades de color que a menudo se encuentran desproporcionadamente cerca de estas instalaciones y en donde a menudo no hay suficientes monitores. Aunque el condado de Harris cuenta con casi el 20% de todos los monitores de aire de la TCEQ, suelen estar dispersos y alejados de las instalaciones. El año pasado, la EPA dió a la ciudad de Houston 500.000 dólares para aumentar la vigilancia del benceno, 1-3 butadieno y el etileno en el aire a través de la Ley de Reducción de la Inflación. La nueva norma exige la vigilancia de estas sustancias y otras tres en la inmediaciones de las plantas.

La norma también regulará más estrictamente la quema en antorcha y eliminará las actuales exenciones de emisiones contaminantes del aire durante los arranques, apagones y averías de las plantas. La EPA calcula que las nuevas normas reducirán en un 96% el número de personas con riesgo elevado de cáncer debido a la contaminación atmosférica.

ExxonMobil no respondió a la petición de Environmental Health News de comentar sobre las nuevas normas.

Comunidades del condado de Harris como Galena Park, el East End de Houston, Pasadena, Baytown y Channelview – todas con grandes comunidades de color que tienen un riesgo de contrar cáncer por los tóxicos en el aire superior al 90% de la población- probablemente tendrán el mayor margen de mejora.

“Es bueno que estén progresando”, Juan Flores, residente de Galena Park y director de la iniciativa de medición de aire comunitario de Air Alliance, un grupo ambiental sin ánimo de lucro en Houston, dijo a EHN.

Blackwood dijo que hacer seguimiento de estos nuevos datos será “otra cosa” en la que deberá concentrarse. En los últimos meses, Air Alliance monitoreó su casa con diferentes tipos de monitores del aire y espera que los datos federales sobre la primera línea reflejen lo que ella “ya sabe”. La TCEQ sólo tiene en cuenta los datos sobre la calidad del aire procedentes de una red previamente establecida de monitores de aire federales y comerciales.

Aunque los cambios federales son bienvenidos, las preocupaciones de la comunidad persisten. El estado de Texas y la TCEQ se han opuesto históricamente la autoridad de la EPA. En marzo, el estado impugnó las nuevas normas nacionales de calidad del aire de la EPA mediante una demanda del fiscal general de Texas, Ken Paxton. Blackwood y Flores temen que Texas impida la eficacia de la nueva norma.

“No me di cuenta de que tenía que prestar más atención”, dijo Blackwood. “Ingenuamente asumí que la EPA era la autoridad final para garantizar la seguridad pública”.

Victoria Cann, especialista en relaciones mediáticas de la TCEQ, dijo a EHN que la agencia “llevará a cabo investigaciones para evaluar el cumplimiento de los requisitos aplicables como parte del programa de cumplimiento y aplicación”.

Cann también dijo que los nuevos requisitos se tendrán en cuenta en el proceso de concesión de permisos para las instalaciones que están sujetas a las nuevas normas.

Texas Environmental Justice Advocacy Services, o TEJAS, lleva décadas abogando por normativas químicas más estrictas como ésta.

“Recordamos a familiares, amigos y vecinos que perdimos como resultado de problemas relacionados con la salud debido a contaminantes atmosféricos altamente peligrosos, incluyendo carcinógenos como el óxido de etileno y el 1,3-butadieno”, dijo a EHN Deyadira Arellano, representante de TEJAS. “Le debemos a nuestros seres queridos actuar en favor de la justicia medioambiental y pedir que se refuercen las inspecciones y la aplicación de la ley en las instalaciones que violan repetidamente las normas sobre emisiones”.

Dependiendo del tipo de producto químico, las instalaciones tienen entre 90 días y dos años para cumplir en pleno las nuevas normas de la EPA. La normativa completa puede consultarse aquí.